La fantasía es la llave de la evolución
(Simone Moro/Alpinista)



¡Bárez qué lugarez!
(Cuaderno de Bitácora)

miércoles, 2 de septiembre de 2009

Junto a la playa


He estado en la playa, junto al mar. Allá entre los paralelos 27º y 29º N. Por donde debe estar la Atlántida, pero yo no la he visto. Quizás no exista.
Pero este mar sí existe, y desde la playa le oigo gritar, a veces se mezcla con el horizonte en olas blancas de espuma, otras en su natural persistencia choca contra las rocas descomponiéndose en blanquecinas y brillantes gotas, ¿no se harán daño las olas?.
Y veo el horizonte del mar, a veces desaparece entre la bruma marina, a veces nítido, allá a lo lejos (cerca de la Atlántida) se ve la silueta de una isla, si fuera navegante gritaría desde mi goleta: "tierra a la vista".
Pero estoy varado en tierra, en la playa. Una playa que no es la mía, arena oscura producto de tremendas erupciones volcánicas que lanzaron espesas coladas de lava, mantos basálticos, de olivina, riolitas y obsidiana que fueron dejando este color espeso y oscuro. Arenas de otros mundos, arenas que se dejan mecer por el mar y borran los dibujos que los niños dibujan en sus fantasías veraniegas. La playa no guarda nada, todo se borra en la arena por el ir y venir de las olas, sólo deja la arena, arena de otros mundos.

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