Para poder visitar sus calles comerciales, plazas y jardines y su casas con entramado de madera repletas de historia, hay que acceder al interior de la
fortificación por el único puente existente.
El destino de Concarneau ha estado siempre ligado a las actividades portuarias que son su fuente de riqueza. Los barcos costeros desembarcan su pesca a diario.
Pero también cuenta con un importante puerto deportivo, ya que es un reconocido destino turístico.
Finalizada la visita y las pertinentes compras salimos hacia Quimper. Son las 12:15h.
Esta ciudad es la capital de Cornualles, en la región de Finistère. Es una de las joyas de Bretaña. Un encantador lugar, en palabras de Flaubert, que se encuentra en la desembocadura de los ríos Ster, Jet y Odet.
Desde la catedral nos adentramos por la calle Kèrèon hasta el mercado Saint-François, muestra del arte contemporáneo cuya estructura tiene forma de casco de barco invertida. 
Antes de seguir la vsita comemos justo a su lado en "Autor des Halles" (absolutamente recomendable). Ensalada (aquí son tremendas) y un buenísimo entrecotte, postre y noisette (café cortado) 14,10€/persona con bierre incluida.
En Quimper hay que perderse por sus calles, Guéaudet, Saint-Nicolas con sus escalinatas, 

avenidas de Locmaría, hasta la iglesia Notre-Dame, el monumento más antiguo de Quimper, se remonta al siglo XI. Pero la casa más bonita de Quimper es "Le Minuellou" en la calle Sallé.
Pero otros bellos lugares de Bretaña nos esperan. Son las 16.00 y nuestro destino está en "Pointe du Raz" (Plogoff). Un espolón rocoso de 72 metros de altitud contra el que el mar rompe de


Es la bahía de los Difuntos, que separa las dos puntas del cabo Sizun, simboliza desde tiempos remotos el punto de partida hacia el más allá.
Después de comprar unos faros de recuerdo y tomar unas cervezas, salimos dirección a Brest, pero antes abonaremos los 6€ del precio del parking cuyo destino es mantener este precioso lugar para futuras generaciones.
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